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• Un buen test de personalidad se basa en modelos psicológicos (como el de los Cinco Grandes, o el de Myers-Briggs). Esto significa que las preguntas están diseñadas para medir la introversión y extraversión de una manera más imparcial. Sin un test, nuestra propia valoración podría estar influenciada por cómo nos perciben los demás, por experiencias recientes o simplemente por el deseo de ser de una u otra manera.

• Los test no solo preguntan si te gusta socializar, sino que profundizan en aquello que te activa. Es decir, ¿Qué te carga energía y qué te la reduce? La  introversión y la extraversión, desde una perspectiva psicológica, se centran en cómo las personas obtienen y gastan su energía.

• Un test puede revelar si te energizas con la interacción social (extroversión) o si necesitas tiempo a solas para recargarte después de estar con mucha gente (introversión). También puede identificar patrones, como si prefieres un entorno tranquilo para trabajar o uno más dinámico.

• Los test de personalidad más robustos (como los basados en el modelo de los Cinco Grandes) no ven la introversión/extroversión como una dicotomía estricta (o eres uno o eres el otro), sino como un espectro o una dimensión. Esto permite identificar si tienes rasgos de ambos, o si te inclinas más hacia un extremo que hacia el otro.

Los test proporcionan un vocabulario para entender y describir tu personalidad. Saber que eres, por ejemplo, «altamente introvertido» según  un test, te da un punto de   partida para investigar más sobre ese rasgo, entender sus implicaciones y quizás conectarte con otras personas que comparten características similares.

Al ver tus resultados, podrías identificar por qué te sientes agotado después de ciertos eventos sociales o por qué te sientes más cómodo en   determinadas situaciones.

Esto te ayuda a adaptar tu entorno y tus actividades para alinearlos mejor con tus necesidades energéticas y de comportamiento, lo cual puede conducir a mayor bienestar y   productividad.